domingo, 27 de enero de 2008

Abrazo en la Puerta Dorada (Giotto di Bondone, 1304-1305)

La construcción de la capilla Scrovegni, también llamada la Capilla de la arena por estar próxima al circo romano de Padua, fue ordenada por Enrico Scrovegni con el objetivo de que la magnánima obra purgara de sus pecados a su padre usurero en la hora del juicio final. Fue dedicada a la virgen de la caridad y se encargó su levantamiento en 1303.

Es un edificio gótico con función funeraria que pretende ser el mausoleo de la familia Scrovegni. Se compone de una sola nave de planta rectangular que cubre el edificio con una bóveda de cañón salvaguardada del exterior por una cubierta a dos aguas. Además, el edificio se entiba mediante unos estilados contrafuertes que refuerzan la pared.
En el interior de la capilla encontramos una decoración de un completo ciclo iconográfico del Duocento que iremos descubriendo poco a poco. la decoración fue encargada al artista Florentino Giotto di Bondone. Influido por Cimbaue, serña uno de los artistas que rompan con la tradición de bizancio e imponga nuevas iconografías. Hoy, nuestra primera parada es el abrazo en la puerta dorada de Jerusalén.
En primer lugar, analicemos los antecedentes y entendamos que historia precede a la imagen que estamos viendo.
Todo lo referente a la Natividad de la virgen y a su concepción se narra en los evangelios apócrifos, los cuales se inspiran en el antiguo testamento canónico. El pasaje está disponible en el link siguiente:

En resumen, habla de una pareja anciana considerada estéril que, después de una penitencia de cuarenta días y tras el anuncio de un ángel, conciben un hijo (La Virgen María). Lo que la imagen nos describe, tiene como fuente al protoevangelio apócrifo de Santiago cuya idea será reforzada por la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine.
Que los padres de María no pudieran concebir, llevando casados ya 20 años era considerado por los judíos como una maldición por lo que la ofrenda que Joaquín lleva al templo de Jerusalén en la fiesta judía de la dedicación es rechazada por los sacerdotes. Esto provoca su humillación y lo acompleja, de forma que no se atreve a volver junto a su esposa y vaga por el desierto durante cuarenta días. Un ángel sale a su encuentro y le da la buena nueva de que sus ofrendas han sido elevadas hasta el trono de Dios y que sus deseos pronto se cumplirán, Ana concebirá. Ana, mientras está sumida en su llanto por la ausencia de su amado esposo, es afiliada por un ángel que le indica la Puerta Áurea de Jerusalén como lugar de unión. La imagen que vemos es el encuentro de Ana y Joaquín.

Progenitores, aparecen abrazados y besándose, momento en el cual se consideraba que Santa Ana concibió a la Virgen, porque, según los cánones eclesiásticos, María fue inmaculada (concebida sin pecado). Una serie de figuras femeninas miran el momento a excepción de una que se tapa con el velo. Hay quienes han querido interpretar en esta figura la personificación de la sinagoga (multitud de veces con los ojos vendados) que niega la venida mesiánica de Cristo. La única figura masculina que encontramos está a mano izquierda y puede que se trate de un pastor como referencia a los pastores con los que tiene relación Joaquín en el desierto.
Una característica de Giotto es su escasa utilización del pan de oro (al contrario que en otros países, como España), pues lo emplea sólo en los nimbos que dan el don de santidad a las figuras. Los nimbos además son de pastillaje, una técnica que emplea relieves de yeso sobre los que se aplica el pan de oro para fingir mayor riqueza. Esta técnica italiana se empleó mucho, precisamente, en las regiones levantinas. Gracias a esa escasez de pan de oro tenemos de fondo un maravilloso paisaje, con unos rasgos profundos, como torres o murallas, de una república italiana medieval.
Además, la figura de Giotto se define por la dinámica interrelación entre cuerpo y vestidura. Los dos aspectos se unen para formarla. Giotto reconoció que las vestiduras debían reflejar el movimiento corporal. Para conseguirlo, desecha el color plano con el fin de dar un mayor realismo a la obra.
Por último, para entender la importancia de Giotto en el arte, cito un texto de Giovanni Boccaccio:
“El otro, llamado Giotto, tenía un espíritu tan sublime que entre todas las cosas que la madre naturaleza ha producido bajo la órbita del cielo no había una sola que no hubiera reproducido con lápiz y pluma con tanta fidelidad que su obra no pareciera ser la imagen del objeto, sino el objeto mismo, hasta el punto de que muchas veces en sus obras el sentido humano de la vista se equivocaba y consideraba que era real lo que solo estaba pintado”.

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